Lulú
Lulú no dormía, pero tampoco estaba despierta. Lulú no caminaba, por más de que tuviera dos piernas, éstas no se lo permitían, Lulú no respira a menos de que esté entubada, es una persona casi muerta, pero dijeron que se podía mantener en tratatamiento. No sufre, no siente, la mantienen inconsciente, si fuera lo contrario ya hubiéramos dejado a todos, con eso me refiero a quienes la ven deteriorarse de a poco, como mis tías, mi primo, mi mamá, las enfermeras, el médico de cabecera dando cada vez peores diagnósticos a los anteriores. Evito verla mucho tiempo, evito seguir exhaustivamente su proceso porque ya sé cuál es el final, pero no puedo irme de esta habitación, entonces el aburrimiento forma parte de mi proceso hasta que Lulú decida que es hora. Ya no hay vuelta atrás, está para despedirse. Ver a los demás llorar por un cuerpo al que ya no pertenezco podría romperme el corazón, si aún tuviera uno. Sólo habito en los retazos de vida que me quedan, o me solían quedar. El último adiós de Lulú fue el de mi mamá, llorando desconsoladamente tratando de pronunciar mi nombre "Lourdes". No se avecinaba lo peor, ya había llegado, para ellos, yo ya puedo considerarme libre.
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