ENTREVISTA 24 DE MARZO

 En esta oportunidad para el taller de escritura, tuvimos que entrevistar a alguien de nuestro alcance, ya sea familiar o conocido de uno, para hacerle una entrevista sobre lo sucedido durante la última dictadura cívico militar en la Argentina, su vivencia durante el proceso, su cotidianidad, y hasta anécdotas fue lo que me esperó al hacerle este reportaje a uno de mis tíos, ya mayor de 79 años, que con mucha paciencia me supo atender, espero la disfruten.




-¿Cuantos años tenías durante la última dictadura cívico-militar? ¿Qué hacías por ese momento?

-Yo soy del 45´, por lo que tenía -se pone a contar con los dedos- 31 años, estaba trabajando como fletero en  Coca-Cola, y hacía dos años que me había casado. Repartía las botellas de vidrios por los bares o restaurantes que estaban inscriptos a la marca. Hacíamos los repartos por Capital. Y desde chico que vivo en Avellaneda, por lo que la ciudad no me quedaba lejos. 


 -¿Cómo te enteraste de lo que había ocurrido? ¿Como te fue transmitida la información en el momento?

-Exactamente por la fecha del 24 no me acuerdo bien, pero seguro fue mientras trabajaba, en todos los medios lo pasaron, en el diario que leíamos a la mañana, la radio y la televisión; que Videla se había hecho cargo del gobierno, que sacaron a Isabelita del puesto. Lo que siguió después fue más un proceso del que fuimos tomando consciencia, como los desaparecidos, claro que mucho después porque los periodistas también fueron afectados por la censura de ese momento, así que eso era algo que nos enterábamos más al socializarlo.


-¿ Y te acordas de algún otro momento mediatizado acerca del golpe o los desaparecidos?

-Me acuerdo  de que Videla  estaba como en una conferncia de prensa y un periodista  se animó a preguntarle por los desaparecidos, y Videla constestó como si fuera una incógnita quitándose la responsabilidad de lo que hacía, como desentendido. Me acuerdo de eso también, porque después, cuando trabajé como taxista, por los 80s, después del golpe, me paró ese mismo periodista; Juan Ignacio López, que a su vez era el vocero presidencial de Alfonsín, me terminé enterando de casualidad que era él, era muy callado, me acuerdo que me dijo que vivía en Adrogué, y el viaje emoezó y terminó en Capital. No hablamos de política, sólo le pregunté si era él, porque se me hacía conocido y ahí quedó la conversación. Fue el primer, por así decirlo, conocido o "famoso" que llevé en taxi.   


-¿Cómo se lo había tomado la gente de tu alrededor?

-Tanto los jóvenes como la gente más grande ya sabíamos como era vivir con militares. Desde el golpe de Aramburu y Rojas, imaginate en ese tiempo yo tenía 10 años, después que estuvo Onganía, Lanusse,  después con el secuestro de Aramburu, todo eso hasta que asumió Cámpora y le cedió el poder a Perón, la democracia fue interrumpida varias veces. Hasta ese momento fueron más los años en los que vivimos con los militares que sin ellos. Se lo tomaba como un derrocamiento más, claro que no fue algo positivo o que se quisiera que sucediera, pero no era algo ajeno a lo que ya vivíamos.


-¿Cómo fue tu acercamiento sobre los desaparecidos? ¿Conociste a alguien que lo fue?

 -De lo poco que me acuerdo es de los diarios que leíamos de esa época y las noticias de los desastres que aparecían en otras provincias, después con el tiempo se iba comentando sobre algunos secuestros, hasta que aparecieron las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, que se empezó a visibilizar mucho más. También se comentaba de que había cuerpos que  tiraban desde aviones, vivos, por el Río de la Plata, bah, no sé si los cedaban o qué, pero los tiraban al río en bolsas negras.                                                   Y sobre un caso cercano, cuando trabajé en Sarandí, había un muchacho tucumano,  que había desaparecido, al parecer lo habían secuestrado, pero nunca se supo bien, sólo se comentaba sobre eso, pero la gente no estaba enterada, preguntábamos si lo habían visto, y nada. Era también un peón de Coca-Cola y nunca más se supo sobre él.


-¿Llegaste a tener miedo de que a vos también te pase?

 -Al principio no creíamos, con mi grupo de amigos, que nos pasase ni a nosotros ni a nadie de nuestro alrededor, pero en ese sentido fue diferente a las anteriores dictaduras, o al menos para mí.  A medida que pasaba el tiempo fuimos dándonos cuenta sobre las maldades que hacían, se comenzaron a correr los rumores de los desaparecidos, que se llevaban a mujeres embarazadas para sacarle a sus hijos. No sólo acá, sino que en otras provincias, que habían allanado una casa, y capaz que se habían llevado a la familia. De a poco la gente se iba enterando. Comenzamos a tener más miedo y andar con más cuidado cuando se esparcieron más los comentarios, se sentía más cerca la amenaza , por ahí estábamos en la calle y te paraban, te pedían que te identificaras, y si no tenías lo que te pedían te llevaban o directamente sólo lo hacían, por suerte nunca lo experimenté o alguien cercano como un pariente, pero si de conocidos de conocidos por ejemplo. 


-¿Tomaste algún recaudo?

-En ese momento te podían llevar con cualquier excusa, si tenías el pelo largo o por si te vieron hablar con otro involucraqdo en la política, como lo fue la organización Montoneros o el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y por ahí vos eras compañero de alguno de ellos y caías en la volteada sin tener nada que ver. Yo con mis amigos no nos metíamos en política, así que más allá de tener la documentación necesaria, la verdad que no teníamos muchos más cuidados, yo con el Hugo -un amigo-, íbamos mucho a pescar y cazar por la zona de Chasmocús o hasta a la Laguna de Chis Chis. A nosotros nos paraban, nos pedían la documentación del auto, y si teníamos todo en regla, insluso las armas que llevábamos, las cosas para pescar y un rifle, que estaban declaradas, te dejaban pasar, era cuestión de no levantar sospechas. Eso si, habían muchos controles.


-¿Tuviste algún momento en el que te viste comprometido con los militares o con los controles?

-Una vez que fuimos a pescar con Hugo, los dos solos, nos habíamos quedado en la villa de una laguna, estaba por anochecer, y él tenía un Falcon 69 hecho pelota me acuerdo, y estábamos en el auto tomando unos mates, y veo que venían dos lucesitas despasito al otro lado de la laguna, de por sí nosotros teníamos permiso también de quedarnos en los campos, porque el padrastro de mi señora se encargaba de cuidarlos. Las lucesitas se iban acercando más, y bueno, nosotros nos quedamos piolas, y mas o menos a la distancia de 20/25 metros nos enfocaron con las luces, como de si de acá -refiriéndose a su casa- ellos estuvieran de la mano de en frente, entonces yo tranquilo prendí la luz del auto, como para que vieran que estábamos adentro, en eso, nos habían rodeado los milicos; nos dicen que nos bajemos; "buenas noches" les decimos. Nos piden los documentos para verificar las armas, el auto, nuestra identidad. "¿Qué hacen acá?" nos preguntan, y nosotros respondimos que veníamos a pescar, a pasear y que conocíamos al dueño del campo, le dijimos su nombre, que era también el dueño de una empresa, creo que Terrabusi. Bueno, cuestión que teníamos todo, Hugo siempre tenía todo en regla, una carabina, una escopeta y los materiales para pescar con sus documentos, vieron todo eso, nos revisaron el baúl, se fijaron en esto y en aquello. Por último nos dijeron que tengamos cuidado de las armas y que no le disparemos a ningún animal, y nada, nos dejaron ir, no nos molestaron más. Capaz que si era un sargento, un capitán o teniente medio loco nos llevaban, andá a saber. 


-Habías dicho que al principio se tomó distinto al golpe a como se terminó tomando con los años ¿Hubo algún momento como un antes y un después que demuestre ese quiebre?

-Yo creo que más o menos hasta que fue lo del Mundial, en el 78', tanto es así que con el tema de que ganamos en el mundial, medio que a Videla se lo tenía como un héroe, ahí no se lo tenía tan mal mirado, después de eso la gente empezó a darse cuenta de todas las cosas que estaban pasando. Yo por ese momento me había comprado el Fiat 1900, estábamos con una pareja amiga y quisimos ir hasta el obelisco para festejar con la gente que habíamos ganado, y todavía no había autopista, así que fuimos por el puente viejo, y cuando quisimos agarrar la Av Montes de Oca era un mundo de gente, nos tuvimos que volver. De ahí en adelante, cuando pasó la eforia del mundial, y los medios extranjeros empezaban a querer saber sobre Argentina, la gente empezó a abrir un poco los ojos, de hecho fueron los periodistas de otros países los que empezaron a entrevistar a las Abuela de Plaza de Mayo, entonces dejó de ser visto como lo pintaban en el mundial.


-Hasta ese año ¿Cómo vivías en la cotidianidad?

-Hasta el 78 estabamos con el tema mundial, yo con mis actividades personales y mi trabajo, con mi círculo de personas, estábamos en otra, jugábamos a la pelota, a veces parábamos en el Club Villa Heredia, con Pepe, otro amigo mío, a las bochas, las cartas, no le dabamos mucha importancia al principio porque no sabíamos sobre la crueldad detrás de todo, como ya mencioné, ya por los últimos años el panorama era mucho más oscuro, hasta diría que después del 79'. Hasta los rumores quedaban entre la familia, en espacios reducidos, porque si alguien sabía algo no lo decía, o no lo denunciaban por miedo, hasta personas que yo conocía, como vecinos, hablaban de cuando iban a pescar a el Río de Quilmes como es que, desde la distancia, veían caer bolsas a lo que después se supo que eran los cuerpos que arrojaban al Río de la Plata. No es que la gente quería un gobierno militar, pero quiénes iban a lograr enfrentarlos, era la forma en la que el país por mucho tiempo fue gobernado y era la forma en que la gente estaba, desgraciadamente, acostumbrada a vivir.



 

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